Seamos claras, ir al psicólogo a veces da miedo. Sobre todo si nunca he ido y no se muy bien de qué va la cosa.
Los seres humanos no nos llevamos muy bien con la incertidumbre, de ahí que ante una primera consulta psicológica nos surjan muchas dudas y preguntas: ¿qué me preguntará?¿qué tengo que decir?¿me entenderá?¿y si no me gusta?…
Es normal preguntarse todas estas cosas (y más)
La psicóloga te va a preguntar cosas sí, pero no es un interrogatorio. Lo que ocurre es que tiene que hacerse una idea de la problemática. Para ello seguramente te pregunte acerca de la razón de tu consulta, cuánto tiempo lleva ocurriendo, en qué momentos ocurre, las consecuencias que tiene, etc.
Todas estas cosa (y algunas más) las preguntamos con calidez y cercanía y, por supuesto, no una detrás de otra. La primera sesión es el momento de abrirte, contarnos qué es lo que ocurre y que te expliquemos cómo estructuraremos el tratamiento.
La psicóloga tiene que conocer lo que te ocurre para saber qué es necesario evaluar en las próximas sesiones. De estas manera podréis idear juntas un plan de tratamiento.
Y si tienes dudas, no te convence algo, o quieres iniciar el proceso con otra profesional… ¡dilo! En el proceso terapéutico tú eres la protagonista y es fundamental que la psicóloga sepa cómo te sientes con lo que te propone.
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